martes, 26 de mayo de 2009

ENTUSIASMO

ENTUSIASMO
Educación Trascendente # 461
Mayo 24, 2009
Mauel Rodríguez Salazar

Entusiasmo, “el don de los dioses”, me vino a la mente al escuchar un comentario reiterativo de mi hijo sobre su trabajo, que evidencia seguridad y entusiasmo, lo que me da mucho gusto. Analizar el entusiasmo es importante por el momento complicado que estamos viviendo y porque tiene que ver con otros factores críticos como la perseverancia, la disciplina y hasta con la edad (pues el entusiasmo tiende a perderse con los años). En cambio, los jóvenes – en especial los niños – “irradian” entusiasmo gran parte del tiempo. También influyó pensar en este tópico, impartir clase al segundo grupo de la maestría en Liderazgo, pues es una actividad que me ayuda a reflexionar sobre cómo ir “más allá” en la superación personal.

Observamos, comparativamente, pocas personas entusiastas y, tristemente, por falta de ese inmenso poder (entusiasmo), muchos individuos apáticos, sin “empuje”, desinteresados o desmotivados, que desperdician su talento, habilidades e inteligencia. Es una tragedia, porque el entusiasmo ha sido la chispa de movimientos que han cambiado la historia de la humanidad y ha llevado a personas de origen humilde a ocupar las posiciones más importantes en instituciones de todo tipo.

El entusiasmo está estrechamente asociado con hábitos, actitudes, con auto-observación (en qué nos enfocamos), con compromiso y con la fe. Mantener un nivel elevado, constante, de entusiasmo obliga a trabajar todos los días en honrar la palabra dada (a otros y a uno mismo), en desplegar actitud entusiasta, en vivir dando gracias a Dios y, con disciplina, construir el hábito de ser entusiasta. Lo antes escrito, obviamente, es indispensable en la formación de cualidades en general.

Incluí auto-observación porque – si la desarrolláramos y la aprovecháramos bien – nos podría estar informando qué cualidades y defectos tenemos y cómo están evolucionando (+ –). Es una práctica que aprecio en algunos corredores que desean mejorar sus tiempos. Como sabemos, es muy fácil hablar sobre las maneras ideales de ser y cómo lograrlas; sin embargo, llevarlo a cabo realmente es, para la mayoría, como la “dimensión desconocida”. Requiere aplicar un seguimiento / disciplina implacable sobre uno mismo; impecabilidad.

“El éxito es ir de fracaso en fracaso sin perder entusiasmo”.
Winston Churchill

“El crítico no cuenta. Tampoco el que señala cómo el hombre fuerte tropieza o donde el actor podría haberlo hecho mejor. El crédito pertenece al hombre que está en la arena luchando valientemente, con la cara llena de sangre y tierra, el que hierra y se queda corto una y otra vez, porque no hay esfuerzo sin error y sin deficiencias; el que se concentra en hacer su acto; el que sabe la gran devoción y entusiasmo que aporta a una causa valiosa. El que al final, si acaso, conoce el resultado del gran desempeño y, si falla, sabe que fue entregando lo mejor de sí.
Su lugar nunca estará con las almas frías y tímidas que no conocen ni la victoria ni el fracaso”.
Theodore Roosevelt

Pensando en que el origen de entusiasmo es: “Dios dentro de ti”, en cómo crearlo y sobre todo cómo mantenerlo vivo, me vino a la mente una frase que he leído múltiples veces: “Los cambios se producen de dentro hacia fuera” (haberla leído repetidamente no significa haber trabajado en ello… aunque nunca es tarde). Por eso recurrí a uno de mis grandes libros: “Descubre Tu Poder Interno” de Eric Butterworth. Transcribo partes extraordinarias (en negrillas) del mismo, que había leído años atrás, pero sin estar en sintonía:

“De acuerdo a una vieja leyenda hindú, hubo una época en que todos los hombres eran dioses, pero tanto abusaron de su divinidad que Brahma, el dios principal, decidió quitársela a los hombre y esconderla donde nunca jamás la pudiesen encontrar. El lugar donde esconderla se convirtió en la gran interrogante… La esconderemos en las profundidades del mismo hombre, porque nunca se le ocurrirá buscarla ahí… Hace dos mil años un hombre llamado Jesús la encontró y compartió Su secreto; pero en el movimiento que surgió en Su nombre, la Divinidad en el Hombre ha sido el secreto mejor guardado de todas las épocas…El tiempo está maduro para hacer un esfuerzo serio y concertado para educar a la gente en su auto-conocimiento, su auto-reverencia y su auto-control… Jesús abrió la brecha al mundo interno, cuando El demostró las implicaciones milagrosas de permitir a ese reino interno surgir en la tierra igual que en el cielo… Nadie lo fraseó más elocuentemente que Robert Browning en su poema “Paracelsus”: “La verdad está dentro de nosotros: no surge de cosas externas a pesar de lo que crees. Hay un centro íntimo en todos nosotros donde la verdad mora en su totalidad: y a su alrededor, pared sobre pared, la carne lo aprisiona…”

“el gran suceso no fue el nacimiento de Jesús, sino el tipo de despertar que ocurrió en Su interior durante los años de Su crecimiento “en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres” (Lc. 2:52)… El logró una relación especial con Dios y se convirtió en el canal para expresar poderes que nunca antes nadie ni tan siquiera había soñado. Algunos conjeturan que El tiene que haber estado expuesto a los grandes “maestros” del mundo del intelecto, en India o Egipto, y quizás hasta tuvo contacto con los Druidas en Inglaterra… no pudo haber sido enseñado, porque no había precedente… Me gusta pensar que le sucedió cuando era un mozalbete de once o doce años. No pudo haberse experimentado en el intelecto de un adulto. Jesús mismo luego dijo que para lograr esa experiencia había que volverse otra vez como un niño… A la conciencia de este joven llegó una idea, tan grande, que quizás El mismo no se dio cuenta de todas sus implicaciones al principio. Fue el concepto que le dirigió a la completa realización de Su unidad con Dios. El filósofo Fichte una vez dijo que la visión interna de la absoluta unidad del hombre con lo divino es el conocimiento más profundo que el hombre puede alcanzar…. Fue más que esto. Fue el gran descubrimiento del mundo interno, el rompimiento de esa “pared intermedia de separación” entre el hombre y Dios… Hasta ese momento el hombre había existido en la conciencia de separación de Dios… Dios estaba siempre “allá afuera” y el hombre “acá abajo”… El supo que el Reino de Dios, la riqueza del Universo, estaba dentro del profundo potencial en Su interior… consagrado con el sorprendente mensaje de que “El Reino de Dios está dentro de ti”.
¡¡¡ FELIZ SEMANA !!!